Contenido
- De la Ilegalidad a la Innovación con Licencia
- Variedad y Sabor en Cada Botella
- Un Testimonio de Resiliencia y Creatividad
- Un Vino con Sabor Cubano
- Visitando «El Canal»
- La Innovación en la Producción de Vino en Cuba
En la vibrante ciudad de La Habana, Cuba, Orestes Estévez ha desarrollado una técnica poco convencional para hacer vino que ha captado la atención de muchos.
Utilizando frutas, verduras y condones, Estévez produce vino casero de alta calidad en su pequeña bodega llamada «El Canal».
Los condones son utilizados como herramientas de fermentación.
Este método singular, aunque inicialmente sorprendente, es un testimonio de la creatividad y la adaptabilidad cubanas ante la escasez de recursos.
De la Ilegalidad a la Innovación con Licencia
Orestes Estévez, de 70 años, comenzó su travesía en la producción de vino de manera ilegal durante las décadas de 1960 y 1970. Sin embargo desde 2011, aprovechando las reformas del gobierno de Raúl Castro, ha obtenido una licencia oficial que le permite operar su bodega legalmente.
La utilización de condones es una solución ingeniosa: estos se inflan con el dióxido de carbono producido durante la fermentación, indicando el progreso del proceso y cuando el vino ya se encuentra listo.
Este método no solo es efectivo sino también económico, eliminando la necesidad de equipos costosos. ¡Es una idea muy ingeniosa de hacer vino en Cuba!
Variedad y Sabor en Cada Botella
La bodega de Estévez, llamada «El Canal» no se limita a una sola variedad de vino. Estévez produce vino de uvas, plátanos, jengibre, remolacha y zanahoria, entre otros.
El proceso de producción implica macerar las frutas, mezclarlas con azúcar y levadura, y dejarlas fermentar en botellones de cristal cubiertos con condones.
Cada tipo de vino tiene su propio proceso y tiempo de fermentación, pero el uso de condones como indicador de fermentación se aplica a todos ellos.
A pesar de la diversidad de sabores, el vino de uva sigue siendo el más popular entre los consumidores locales y turistas.
Un Testimonio de Resiliencia y Creatividad
La historia de Orestes Estévez es un claro ejemplo de cómo la necesidad puede impulsar la innovación. En un país donde los recursos son limitados, la creatividad y la adaptabilidad son esenciales.
Su método ha generado interés tanto dentro como fuera de Cuba, y su bodega se ha convertido en un punto de referencia para aquellos interesados en aprender sobre la producción de vino casero en condiciones difíciles como son las de Cuba.
Un Vino con Sabor Cubano
Además del uso de frutas y verduras locales, el proceso de elaboración del vino en «El Canal» refleja la rica cultura cubana.
La producción se realiza en botellones de cristal, y cada etapa del proceso es manejada con gran cuidado y dedicación.
El resultado es un vino que no solo ofrece una experiencia única de sabor, sino que también cuenta una historia de ingenio y perseverancia.
La bodega, que comenzó vendiendo unas 10 botellas diarias, ahora vende alrededor de 50 botellas diarias, permitiendo a Estévez apoyar financieramente la creación de otras casas de vino en La Habana.
Visitando «El Canal»
Para aquellos interesados en hacer vino en Cuba, visitar «El Canal» es una experiencia educativa y fascinante.
Estévez y su familia están dispuestos a compartir sus conocimientos y métodos con los visitantes, ofreciendo una visión directa de su innovador proceso de producción.
Esta visita es una oportunidad para aprender sobre la adaptación y la innovación en un entorno de recursos limitados.
La Innovación en la Producción de Vino en Cuba
En un país donde una botella de vino importado puede costar hasta ocho dólares, la familia Estévez ofrece una alternativa asequible con un vaso de vino casero a solo cinco pesos cubanos (0,20 centavos de dólar) y una botella a 10 pesos (0,40 centavos de dólar).
Este enfoque no solo hace que el vino sea accesible para los locales, sino que también muestra cómo la innovación puede surgir en las circunstancias más desafiantes.